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domingo, 10 de marzo de 2013

Preocupación por la subida del caudal


DIARIO CÓRDOBA



La lluvia da un respiro pero la fuerte crecida intensifica el control policial en zonas inundables. Superó los 1.000 metros cúbicos en El Carpio y 1.100 en Villafranca, encendiendo las alarmas



ISABEL LEÑA 10/03/2013


El día empezó tranquilo pero se fue complicando. Las lluvias, más intermitentes que en jornadas anteriores, dieron una tregua, pero la incertidumbre se trasladó al río, que a medida que pasaban las horas iba aumentando su caudal, lo que impidió bajar la guardia. El Guadalquivir registró a su paso por Villafranca una fuerte crecida, pasando de 748 metros cúbicos por segundo a las 10.00 a 1.112 a las 17.45 horas. El caudal en El Carpio también experimentó una importante subida, pasando de los 930 metros cúbicos por segundo de la mañana a los 1.019 de las 16.45 horas. Esos niveles han sido los más altos de estos días. Esto hizo que por la tarde se intensificara la vigilancia policial en las zonas inundables ante el temor de que se superaran los 1.150 metros y hubiera que desalojar viviendas. La altura de la lámina de agua en el azud de Alcolea, con 4,88 metros a las 18.30 horas, también era indicador de la fuerte subida. Después, todo fue bajando. A las 22.00 horas, el caudal había descendido a 940 en Villafranca y a 883 en El Carpio y la lámina en el azul de Alcolea, a 4,66.
Varios policias acordonan el entorno de La Calahorra.Paralelamente, una decena de pantanos continuaron desembalsando. El informe del Sistema Automático de Información Hidrológica de las Cuencas del Guadalquivir indicaba que, a las 8.00 horas, los pantanos estaban al 92,96% y, después, se mantuvieron por encima del 93% todo el día. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé que las lluvias continúen hoy tanto en Córdoba como en Jaén y que se mantengan hasta el martes.
A pesar de que la jornada fue poco lluviosa --solo cayeron 24 litros-- y con apenas viento, los bomberos tuvieron varias salidas, entre ellas, por la rama de un árbol caída en El Brillante y por un accidente, con un herido leve, en la Cuesta del Espino, por una salida de vía a consecuencia del agua. Los bomberos recibieron a lo largo de la tarde numerosas llamadas de vecinos de Alcolea y de las parcelaciones inundables preocupados por el río. El 112, por su parte, registró una decena de incidencias en carreteras --más información en página 32--, entre ellas, dos por balsas de agua en los kilómetros 412 y 413 de la autovía A-4 y en el 1,700 de la CH--2, que va del cruce de la carretera del aeropuerto a Almodóvar. La Policía también acordonó el entorno de La Calahorra.
Los vecinos de la calle La Barca, en Alcolea, que es una de las que siempre se inunda, estuvieron turnándose todo el día en la vigilancia del río. A mediodía, le tocó a Ambrosio Martínez, que, a esa hora, veía la situación "controlada". Esa misma sensación tenía Julio Cortés, de la Altea. Pendientes del caudal, y con miedo, estaban los residentes de dos calles muy maltratadas por las inundaciones del 2010, Las Tórtolas y La Perdiz, en Guadalvalle, donde las casas más castigadas muestran aún las secuelas de aquella crecida. Dolores y Ana María Pozo piensan que "todo está más controlado, pero el miedo no se va". Ese temor se dibujaba en el rostro de Enriqueta Fernández, que el jueves por la noche tuvo que dejar su casa ante el riesgo de crecida.
A pesar de la incertidumbre que provocó el caudal por la tarde, el presidente de la plataforma Afectados por las Inundaciones del Guadalquivir, Francisco León, se mostraba tranquilo al ver la situación "controlada". Sin embargo, no ocultaba su preocupación por estar los pantanos "a tope" y por las previsiones de lluvia.
La subida del río hizo que los concejales Carmen Sousa y Luis Martín visitaran de nuevo las zonas con riesgo de inundación. Acompañados de la Policía Local y Protección Civil recorrieron, entre otras, Guadalvalle y Alcolea. A las 20.30 horas, y según fuentes municiaples, la situación se dio por normalizada al no haber incidencias y ante la disminución del caudal, momento en el que ya no se preveían desalojos. No obstante, los agentes mantuvieron su vigilancia.

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