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sábado, 16 de marzo de 2013

el agua hubiera llegado a la Mezquita si desembalsamos»


El riesgo real fue en Noviembre el aguahubiera llegado a la Mezquita.




CÓRDOBA / MANUEL ROMERO, PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL GUADALQUIVIR

Día 16/03/2013

Romero afirma que el peligro ya ha pasado y compara la situación a la de otoño, cuando decidió que las presas no liberaran lluvia para evitar riesgos serios

«El riesgo real fue en noviembre: el agua hubiera llegado a la Mezquita si desembalsamos»
FOTOS: ROCÍO RUZ
Está satisfecho con la gestión que la organización que dirige ha realizado de los desembalses esta semana, que a su juicio ha sido efectiva porque en ella ha regido un concepto global de la cuenca y no una visión provincializada del control de los recursos hídricos. «Uno no puede tomar decisiones pensando sólo en su demarcación sin tener en cuenta que lo que haga afectará a la provincia de al lado», afirma el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).
-¿El riesgo de crecida sigue ahí o está ya superado?
-Ahora mismo está superado. Sin duda ninguna. Además, el sol está fuera y hay mucha agua que se empieza a evaporar. No hay precipitaciones desde hace dos días, pero el problema es que el domingo [por mañana] viene otra borrasca que parece que es pequeña... Podría esperarse a después de la Semana Santa... Pero eso no lo podemos controlar.
-¿Cuáles han sido los momentos más críticos durante la semana que ahora acaba?
-Las precipitaciones han sido muy abundantes y en muy poco tiempo. El problema es que ha caído mucha cantidad de agua muy rápidamente. Porque ese agua se va concentrando y va buscando su salida natural, que en este caso son los cauces fluviales. El momento más peligroso fue el martes por la noche. Menos mal que dejó de llover, porque si sigue los problemas hubieran sido importantes: ya estábamos al límite de la capacidad de los embalses. Hay un momento en el que los embalses desbordan su margen de beneficio y a partir de ahí no es que agraven el problema, sino que simplemente no funcionan porque tienen su capacidad colmada. En otras palabras: son incapaces de guardar agua para que no vaya al cauce, que es una de las dos funciones principales que tienen los pantanos. La otra es reservar recursos para que en los momentos de sequía la población pueda disponer de ella para el uso doméstico, agrícola e industrial. Quiero precisar que aunque esté lleno, el embalse va a ejercer una función de amortiguación de las avenidas. Hay que aclarar que los desembalses no son los que producen las inundaciones. Un ejemplo: el pantano de San Rafael de Navallana está cerrado, no está liberando agua, porque los caudales del Guadalquivir todavía son muy importantes, ya que se está recogiendo el agua que viene de Jaén y entonces lo tenemos cerrado para que no aumente el nivel. Quiero dejar claro que durante una precipitación nunca se deja que se desembalse más agua de la que está entrando en el pantano.
-¿Tanto ha llovido esta semana para que la situación haya llegado a ser tan crítica?
-Ha llovido mucho. Mucho. Es posible que en Córdoba no, pero en otros sitios de la cuenca, como Jaén, sí. En la zona de Cazorla han caído cerca de cien litros el pasado martes, y mil doscientos litros desde que empezó el año hidrológico (octubre), el doble de la media de un año normal entero. Si en la parte alta de la cuenca llueve muchísimo, como ha sido el caso, eso se acaba notando en el resto de la cuenca aunque allí no llueva tanto. Nosotros regulamos el río allí donde tenemos pantanos: el 50 por ciento de la cuenca no está regulada. Por ejemplo, en Écija el problema ha sido que ha llovido mucho entre esa población y el pantano de Iznájar, puntos entre los que hay una distancia considerable de cuenca pero que no está regulada. Si no hubiéramos decidido cerrar Iznájar el problema hubiera sido mayor. Pero, vamos, que el problema de Écija no fue el río Genil, sino que había una obra abandonada, y que era competencia de la Junta.
-Las precipitaciones de Jaén han sido, entonces, el factor de mayor riesgo en esta ocasión.
-No, hombre, no. La cuenca es unitaria, ya le digo. Ha llovido, sí, mucho en Jaén, y ese agua va para Córdoba.
-¿El problema de la alarma por las riadas no puede ser más un déficit de infraestructuras que la copiosidad de las lluvias?
-Hombre, eso es como todo en la vida, siempre es mejorable. Ahora, el grado de regulación respecto a otros ríos españoles o mediterráneos es muy importante. El tener la capacidad de almacenar ocho mil hectómetros cúbicos es destacable. Un ejemplo: el año pasado no había llovido prácticamente nada cuando llegó el mes de mayo y los embalses estaban al 75 por ciento, lo que nos permitió garantizar el abastecimiento a cuatro millones de habitantes y asegurar además el riego de más de ochocientas mil hectáreas.
-¿Y Córdoba tiene buenas infraestructuras hídricas? ¿Son suficientes?
-Córdoba es la parte de la cuenca que mejor está en cuanto a infraestructuras hídricas de toda la cuenca del río Guadalquivir. Dispone de diez presas, entre ellas la Breña e Iznájar, que tienen un tamaño muy grande, superior a la media. Quizás porque tiene una posición media en la cuenca es donde más esfuerzo se ha hecho por mejorar las infraestructuras. Fíjese usted en que los puntos débiles están muy localizados: en las parcelaciones de Guadalvalle y en Villafranca, y porque nos hemos acercado demasiado al río. Lo que ocurre es que Córdoba está situada en un llano de inundación natural del río.
-¿Cuáles son los pantanos claves para el control del caudal en Córdoba?
-Los que están por encima de la capital: San Rafael de Navallana y Guadalmellato. Pero hablo de los que más influencia tienen en la capital: insisto en que hay que pensar en el río de una manera unitaria.
-¿Por qué hace tres años hubo problemas más graves de inundaciones si el nivel de los pantanos era entonces más bajo que ahora?
-Nosotros tenemos un protocolo de explotación en los pantanos, que es lo que te dice cuál es el resguardo que hay que dejar en la presa, entre otros valores. Ese documento explica cómo hay que manejar el pantano. Lógicamente, luego hay que tomar decisiones sobre la marcha. Pero el principio básico es que cuando esté lloviendo y se están produciendo aportes de agua desde las laderas, pues nunca desembalses más de lo que está entrando. Ahora, cuando empiecen a bajar los caudales hay que desembalsar y el caudal subirá durante unos días. De cualquier modo, se trata de fenómenos naturales que no es tan sencillo encorsetar.
-¿Pero cree que hace tres años no se controló bien la gestión del agua?
-No tengo datos precisos encima de la mesa, pero sí puedo decirle que mientras que la Junta de Andalucía tuvo las competencias del agua se provincializó la gestión del río, y eso es una barbaridad. Ocurre que la unidad de cuenca es fundamental, porque lo que pasa es la parte más alta de la cuenca luego se nota en Córdoba y se nota en Sevilla. Si cada delegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía decidió hace tres años sobre los pantanos de su provincia era imposible que hubiera una visión global.
-Las parcelas que se encuentran en zonas con riesgo de avenidas en la periferia de Córdoba capital están pendientes de un informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir sobre su situación de inundabilidad. ¿Puede avanzar en qué sentido irá ese documento?
-Estamos tardando en redactarlo pero no hace falta que lo diga yo, porque simplemente hay que observar qué ha hecho el río ahora: decirnos cuál es la zona inundable. Cuando el río saca sus escrituras... Ante eso no hace falta más.
-¿Entonces el informe dirá que esas parcelas son inundables y que hay que buscar una solución para ellas?
-Sí, sí. Nosotros hacemos lo que nos corresponde, que es preservar el dominio público hidráulico y de las personas afectadas por él. Pero claro, luego hay otras instituciones que han de tomar sus decisiones. Porque hay zonas inundables que se pueden dedicar también a otros usos, como recreo y ocio, para eso están las normas de ordenación de territorio.
-A usted, como gestor del río, ¿no le parece incomprensible que se siga permitiendo que personas vivan al lado de él y en un área en el que corren serio peligro?
-Mire, si alguien se da cuenta de que hay un terreno junto al río en el que ha subido el agua porque no ha habido precipitaciones, pues quizás piensa que sería bueno hacerse allí una casa, porque se trata de una zona llana y fresquita... Lo puedo entender desde ese punto de vista, aunque lógicamente nuestra obligación es actuar cuando se produce algún tipo de situación peligrosa dentro del dominio público del río. Fuera de ahí, en zonas inundables y en zona de policía, tenemos una serie de competencias pero que ya no son tan importantes.
-¿Ustedes se han dirigido al Ayuntamiento de Córdoba para estudiar la situación de las casas en esas zonas inundables?
-Sí. Porque lo que tenemos que hacer es colaborar. Pero, claro, es el Ayuntamiento quien tiene que tomar una decisión que quizás no sea popular y que quizás no sea fácil, aunque ahora las circunstancias se lo han puesto más sencillo, porque ya hemos visto cuáles son las consecuencias de las lluvias. Nosotros podremos colaborar en el sentido de aportar el tipo de informe que corresponda. Pero ya digo que no hace falta ni informe: basta con darse una vuelta por los sitios en cuestión y ver hasta dónde ha llegado el agua. Aunque es cierto que en estos días hemos controlado bastante el tema de los desembalses y mucha agua no ha pasado por allí. En este sentido quiero poner encima de la mesa un dato espectacular: el pasado noviembre fue un mes de mucha agua, teníamos los pantanos al 40 por ciento de media y pasaron al 70 por ciento de reservas. No hicimos desembalses en previsión de que no lloviera en invierno. En los pantanos de Jaén y Córdoba se quedaron trescientos hectómetros cúbicos, que son trescientos millones de metros cúbicos. Mucha agua. Si no llegamos a retener el agua y hubiéramos desembalsado, los problemas hubieran sido muy graves. Si hubiéramos desembalsado los trescientos hectómetros cúbicos, el agua hubiera llegado a la Mezquita. Ahí se ve nuestro interés por reducir el riesgo de la naturaleza. Si es que llovió mucho en noviembre: llevamos una racha de superar muchas marcas.
-¿La institución quepreside tiene prevista alguna actuación en el tramo del río que discurre por la capital cordobesa?
-La situación presupuestaria actual no es la mejor, pero a partir de 2014 habrá un nuevo paquete de fondos europeos hasta 2020. Para nosotros es fundamental hacer obras que eviten riesgo en la ciudad de Córdoba y que a la vez sirvan de embellecimiento del eje monumental. Pero nuestro primer objetivo es la defensa frente a inundaciones. Nuestro objetivo a corto plazo es quitar aportes del Puente Romano para que tenga mayor calado. Allí está el monumento natural de los Sotos de la Albolafia, donde se superpone el dominio público hidráulico a un espacio natural protegido que además es competencia de la Junta, y hay que coordinarse también con el Ayuntamiento. De lo que se trata es de que la vegetación no llegue a extenderse tanto que sea un freno al río.
-¿Es una actuación muy costosa?
-Costosa es, porque sale por unos cuantos miles de euros, aunque por el momento no está presupuestada. Pero estamos también en ello.


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