CÓRDOBA / DESDE MI RINCÓN
Es imprescindible un cambio en la Ley electoral. Es una de las cosas que esperamos del nuevo curso político
José Luque Velasco.
La España real, la que más sufre las embestidas de una crisis que en gran medida generan, alimentan y esquivan unos individuos que, en su mayoría, nunca pisaron terruño, esa España, repito, se pregunta si no ha llegado el momento de exigir un cambio en el sistema de convivencia. El actual es un generador de irresponsables y cleptómanos que originan frustraciones en los ciudadanos, al tiempo que dan alas a nuestros enemigos. Estamos hasta las narices de que nos hablen de los Bárcenas; de los ERES; de Mercasevilla; de los Puyol; de los Torrijos; de aeropuertos inviables y proyectos faraónicos inconclusos; de unas Cajas arruinadas por una gestión desastrosa y de otras infinitas barbaridades. Estamos cansados de todo eso, porque quienes critican un asunto son responsables de los otros. Por eso no explican la ruina de nuestro sistema financiero y su coste. Porque todos ellos ¡todos! estaban sentados en los Consejos de Administración de las Cajas y son los mismos que en la actualidad ocupan puestos en ayuntamientos, diputaciones, sindicatos o parlamentos. Todos disfrutan de un sistema que manejan a su antojo y con el que se sienten impunes. Si alguien piensa que con estos mimbres humanos no es para estar harto, será porque vive del sistema sin capacidad para subsistir fuera del mismo o porque España y los españoles les importamos tres pepinos.
Somos muchos los que reclamamos menos gresca a costa de la corrupción y medidas más eficaces para combatirla. Reivindicamos una Justicia absolutamente independiente, sin ingerencia alguna del poder político y suficientemente financiada para ser ágil; una sanidad y enseñanza de primera calidad y en libertad; una seguridad ciudadana que permita sentirnos libres. Exigimos que se deje de perseguir con saña y malas artes a los pequeños contribuyentes para sangrarlos un poco más con impuestos, tasas y sanciones, mientras delante de las narices de los políticos, el personal de su confianza dilapida nuestros impuestos, cuando no los birla. Que se combata de forma enérgica a quienes de una u otra manera hacen daño a España. Es imprescindible un cambio en la Ley electoral y procurar que todos los españoles tengan trabajo. Eso es, entre otras cosas, lo que una mayoría de españoles esperamos del nuevo curso político.
Nuestros representantes, tanto en gobierno como en oposición, deben saber que si la política no está para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, el régimen que los legitima carece de sentido. Puede que mejore de forma puntual la prima de riesgo o la balanza de pagos. Pero la España real, la que cada día está más alejada de la España oficial, esa no ha recuperado ni un ápice de confianza en el sistema, cosa imprescindible para que España pueda funcionar y progresar adecuadamente.
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