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martes, 24 de febrero de 2015

Cinco años después de que el agua anegara Córdoba

DIARIO CÓRDOBA

INFORME INUNDACIONES DE FEBRERO DEL 2010

Los vecinos de las zonas afectadas consideran que no se ha hecho nada para evitar otro desastre y tienen miedo de que se repita

Cinco años después de que el agua anegara Córdoba -
ISABEL LEÑA 22/02/2015
Mañana hará cinco años desde que el agua se coló en sus vidas para no abandonarlas y las sumió en una amenaza constante. Los afectados por las riadas de febrero del 2010, la mayor crecida en 47 años, tienen la sensación de que todo sigue igual, que las administraciones no han hecho nada y que las pocas ayudas recibidas fueron insuficientes.
El 23 de febrero del 2010 comenzaron los desalojos. Primero, en Guadalvalle; después, en La Altea. Luego se sumaron más. En total, y a medida que pasaban los días, 800 viviendas desalojadas --546 en la zona del aeropuerto, 90 en Majaneque, 61 en Las Cigüeñas, 43 en Alcolea, 43 en Encinarejo, 10 en El Cañuelo, 6 en La Forja y 4 en Quemadillas--. Del 27 de febrero al 25 de marzo, Sadeco retiró 936 toneladas de barro. Los daños se multiplicaron en espacios públicos, causando al Ayuntamiento, que tuvo que improvisar alojamientos y repartir ropa y comida, un gasto extra de 1,4 millones. Las visitas de políticos de todas las administraciones se sucedieron. Al final, solo un tercio de las ayudas solicitadas fueron aprobadas tanto en febrero del 2010 como en diciembre, cuando la riada se repitió con igual virulencia.

Guadalvalle es hoy unaparcelación fantasma

En una de las zonas más afectadas, Guadalvalle, una decena de viviendas quedaron precintadas y hoy no es ni sombra de lo que era. Las huellas del desbordamiento siguen en las casas más próximas al río. Una de ellas está sin puertas, ni ventanas, invadida por las grietas y los escombros, que ahuyentan cualquier forma de vida. Urbanismo tiró una de las casas y los vecinos derribaron un par de ellas más. Además, abrió expedientes para el derribo de cinco. Los precintos no impidieron que varias familias que no tenían dónde ir regresasen, aunque, al final, han tenido que buscar otro hogar, según relatan los vecinos. Algunas están en pisos de alquiler de Vimcorsa, tal y como explica Antonio Fresco, que es de los pocos que siguen allí. Aún recuerda, como si el tiempo se hubiera detenido, "las casas tapadas hasta el techo". "Hemos pasado lo que no hay en los escritos", relata. Por eso no puede evitar estar "asustado cada vez que llueve". Piensa que la zona "está en el olvido", que "no limpian el río" y la gota que ha colmado el vaso es la solicitud del IBI de los últimos cuatro años, que "nunca nos habían pedido", asegura Francisco García, otro vecino que vio cómo el agua subía hasta 1,40 metros en su casa y que está indignado por pagar el impuesto urbano sin tener servicios.
José Carlos Calero aún tiene una montaña de barro en su patio. Con poco más de 400 euros al mes le resulta imposible asumir tantos gastos. La ayuda de 4.400 euros que recibió apenas cubrió los más de 18.000 euros que devoró el agua, que lo dejó "en cueros". De su memoria no se borra la imagen de su casa, "de la que solo se veía el tejado". Cinco años después vive "en una situación desesperada", en "una parcelación fantasma, en la que no estamos ni la mitad", y con la sensación de "se han olvidado de nosotros". Solo la escollera del aeropuerto alivia algo sus males.
Cerca, en La Altea, Julio Cortés, asegura que no se han hecho obras hidráulicas y "se debería haber limpiado el río". Considera que en el 2010 no hubo una correcta regulación de los embalses, ya que, después, en el 2013, cuando también se activó el plan de emergencia en la capital, "los pantanos estaban al 110% y no nos llegó el agua igual". Recuerda que sigue pendiente el informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) con las zonas inundables y las obras necesarias, y que en La Altea, que "queda fuera de la cota de inundabilidad", aún hace falta "el camino de servidumbre que se comió el río".

Alcolea continúa sin  bajar la guardia

En el otro extremo de la ciudad, en Alcolea, los vecinos de la calle La Barca tampoco olvidan y no pueden evitar mirar al arroyo. "Cuando sube, se llena toda la calle", señala Francisco Recio. Además, añade, "está sucio". En su casa, que está a mayor altura que otras, el agua subió más de un metro. Desde 1963 hasta entonces no había vivido nada igual. Después, hasta tres veces ha tenido que dejar su casa.
Desde la terraza de Ana López se divisa el arroyo. En el 2010 era un balcón al mar. "El agua subió por encima de la ventana y entraba por detrás", recuerda. Tras los destrozos de febrero amuebló su cocina, pero le sirvió de poco, porque en diciembre tuvo que repetir la operación. Ahora tiene muebles de mármol con puertas que quita si presiente el peligro.
La plataforma de Afectados por las Inundaciones, que preside Francisco León, exige que se actúe en las zonas que sufren inundaciones, provocadas en gran parte "por falta de limpieza y desembalses mal gestionados". Recuerda que hay proyectos pendientes y que desde noviembre hay una Mesa del río , en la que cada administración debe nombrar a sus representantes y solo la Junta lo ha hecho. León tiene claro que "las administraciones no han hecho nada, ni limpieza, ni arreglo de caminos" y el proyecto apoyado por el Pleno en el 2013 entre Alcolea y Encinarejo "está en un cajón" a pesar de que "hay fondos europeos". Además, los afectados "recibieron pocas ayudas, la mayoría por las casas aseguradas".

El papel realizado por lasadministraciones

La Junta, que tenía la gestión del agua en el 2010, se ha tenido que enfrentar a sentencias que la obligan a indemnizar a agricultores por los daños. La Consejería de Medio Ambiente ya avisó de que recurrirá hasta el final, ya que no ve relación causal entre los daños y su gestión y cree que las acusaciones sobre los desembalses carecen de datos concretos que las avalen. Según asegura, de cuatro sentencias, la última le da la razón. La Junta ha elaborado un mapa de zonas inundables, que servirá para redactar los planes de gestión del riesgo de inundación, y actualiza el plan de prevención de avenidas. Reconoce que la problemática de zonas inundables y protegidas es difícil de abordar.
La labor más visible de la CHG fue la limpieza de dos kilómetros de río a final del 2013 entre los puentes Romano y de la A--4, a la que destinó 1,8 millones y con la que retiró 8 toneladas de residuos. Además, trabaja en el mapa de riesgo de inundaciones y el plan para evitarlas, que prevé tener en abril. La CHG insiste en que una de sus preocupaciones es minimizar el riesgo de inundaciones en zonas urbanas y que desde el 2010 ha realizado los encauzamientos de los arroyos Hormiguita, para proteger el Higuerón bajo; Pedroches, para Carlos III; y el colector Pedroche--avenida de Libia, para Cañero y Fuensanta; además de limpiar y recuperar cauces en varios arroyos.
El presidente de Urbanismo, Luis Martín, tuvo que enfrentarse con su equipo de gobierno del PP en el 2013 a la "labor preventiva" ante una nueva amenaza que obligó a encender las alarmas. A su juicio, "lo gordo del 2010 fue por los desembalses". Hoy considera imprescindible fijar el riesgo de cada zona.
El portavoz de IU, Francisco Tejada, que formaba parte del equipo de gobierno municipal en el 2010, asegura que "el Ayuntamiento actuó de forma eficaz y rápida". Piensa que Ayuntamiento y CHG deben desarrollar actuaciones para evitar que los pantanos provoquen la misma situación y echa de menos medidas que el PP planteó en la oposición, "aprovechando un momento de desgracia", y que "en 4 años no hemos visto". En un consejo rector contó el caso de una casa de Guadalvalle cuyo dueño ha pedido que le levanten el precinto, pero Urbanismo le exige la figura del AFO, no contemplada, paradójicamente, para suelo inundable.
El portavoz municipal del PSOE, Emilio Aumente, piensa que "lo gordo se produjo en el cauce del Guadalquivir, en su encuentro con el Guadajoz", y desde entonces "no se ha limpiado el cauce" ni los arroyos. Además, recuerda que hay actuaciones pendientes en el tramo urbano del río. A su juicio, tampoco se ha avanzado en la situación de las casas precintadas.
El coordinador de Ciudad Física de Al--Zahara, Juan Andrés de Gracia, reconoce que "se ha hecho alguna limpieza, pero nada especial" y que los problemas, cinco años después, persisten.

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